Aunque el argumento suene al de Drácula y tenga elementos vistos centenares de veces después (el amor reencarnado), me sigue maravillando el maquillaje de Jack Pierce y la presencia de Boris Karloff (¡esa mirada tan impactante gracias a un juego de luces brillante!). Sólo por la escena en que la momia vuelve a la vida ya me compensa verla otra vez.
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